Ubicada a finales del siglo XIX y principios del XX, nos muestra la historia de una familia en Mejico, enfrancados en la pólitica donde ya por aquel entonces las mujeres se hacían participes de ello.
Una frase me parece muy relevante en aquella lucha por la igualdad, por la democracia, donde una sencilla mujer se da cuenta de que nunca la igualdad entre los seres será posible-- - SU NECIA IDEA DE QUE TODOS SOMOS IGUALES-.
Y en medio de aquellas luchas de los insurgentes nace Emilia en el seno de la familia protagonista de esta historia, que crece entre la botica de su padre amando las pocimas que él preparaba con hierbas, y de ahí a su amor por la medicina solo hubo un paso, el doctor Cuenca que le enseñaba chelo, paso a enseñarle medicina, y alli desde que ella le vio por primera vez, a sus cinco años, Daniel Cuenca el hijo de su maestro, le prendió el corazón, y siempre a lo largo de su vida, corrió tras él cuando este tocaba la flauta, en sus idas y venidas en busca de esa paz para Mejico y esa igualdad entre los hombres.
Ejerciendo siempre de medico, intentado salvar vidas sin rendirse, intentando hacerles no dolorosa la muerte, no dejando nunca de aprender, Emilia trabajo con Zavalza en el hospital que éste fundó, y muy enamorado de ella, estuvo siempre a su lado consolando sus pesares cuando durante años Daniel desaparecia en el mundo de la guerra y la politica, y la aceptaba cuando ella estaba a su lado no solo como medico, también como mujer, en los muchos años en que convivieron, tuvieron tres hijos, que a veces Daniel le preguntaba que si eran suyos, y ella, altanera, siempre le dijo... -los hijos son de Zavalza- convertida ya en esposa de éste. Emilia, el primer día que se entregó a Zavalza, le confesó radiante a sus padres.. - SOY BIGAMA -, y el doctor sabía que Emilia tenia corazón suficiente para amarlos a los dos, y nunca le preguntó nada,cuando la sabía en brazos de Daniel.
