Nuestro protagonista es Ricardo, un travieso monaguillo de una población cercana a Toledo, sirve como tal a Don Alberto, que recién salido del seminario le dieron ese destino como ayuda para Don Dionisio párroco de muy avanzada edad.
Don alberto una mañana del 1 de Noviembre del año en que agonizaba Franco, en aquel fátidico mes segun muchos españoles, al ir a oficial misa en la ermita de San Roque, encontró muerta a la entrada, desnuda, ensangrentada y acullillada a la joven roja y promiscua Clara, madre soltera.
El asesinato hizo revolver las entrañas del pueblo, que desconfiaban los unos de los otros. Ricardo escuchó mientras hacía un pis tras los arboles del cementerio en el funeral de Clara, a la guardia civil que decía que la finada tenía un diario, y aterrorizado su po quesu padre y el padre de su compañero de pupitre eran los principales sospechosos.
Don alberto y Ricardo comienzan sus investigaciones por su cuenta para ello se sierven de Don Vicente, el señorito, abuelo del monaguillo, en una de esas charlas les habla sobre la guerra, y esas frases son dignas de meditar y tener en cuenta.
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La verdad es que no sé si ésto se puede hablar delante de una criatura. - Miró intensamente a su nieto-. Aunque lo cierto es que nadie tiene nunca edad para oir según que historias, y bueno.... El caso es que en la guerra, a muchos lestocó donde les tocó, por pura suerte, igual que en la lotería, y cuando se daban cuenta de lo que pasaba ya les habían dado el paseillo, o leshabían reventado el pescuezo de dos tiros, o estaban reventando pescuezos ellos mismos. A menudo los cogotesde sus propios hermanos, sí. La guerra sirvió sobre todo para ajustar cuentas personales. Con la familia, con los vecinos. La envidia vivió su hora gloriosa. se creyeron la milonga de que ésa era una guerra de pobres contra ricos, o de ateos contra curas y obispos. El rencor enarbolí su bandera sanguinaria. eso fue la guerra para mí. eso es lo que son todas las guerras civiles. No es lo mismo matar a un frances que nos ha invadido a cuentade los aures de grandeza de Napoleón, que matar a tu primo, el que vive tres puertas más arriba de tu casa. Para mí, la nuestra fue una guerra que todavía no ha terminado, dealgun modo. Las guerras civiles tardan mucho en poder darse por acabadas, aunque el que las haya ganado proclame la paz eterna.
Avelino, un pequeño comerciante que lo regenta junto a su hermano, ambos tiós carnales de la difunta Clara, es detenido como presunto asesino, aunque la cosa no está muy clara, quedó tarado por sus vivencias en el frente, y se le considera en el pueblo como retrasado.
El relato termina sin saber a ciencia cierta si es o no quien la mató, pero el pueblo tras su detención y la muertede Franco que también los mantenía inquietos, regresa a la calma.