La novela hace referencia a la construcción de la vía del ferrocarril que unía España con Portugal, partiendo de Salamanca con dirección a Lisboa y Oporto, con dos ramales, que dejó de ser rentable casi un siglo después de ser inaugurada, aunque en realidad nunca lo fue lo suficiente, puesto que los doce primeros años de su puesta en marcha, las perdidas superaron a las ganancias.
El cronista es un hombre que abandona todo por irse a trabajar a las vías, donde se prometía trabajo para un mínimo de tres años, y sueldos medianamente razonables, a éste llamamiento acudieron hombres de diversos puntos de España, algunos de ellos huyendo de la justicia.
El narrador había prometido a Amalia, su novia, escribirle cada día, pero no siempre le es posible, a veces el agotamiento se lo impide, en esas cartas va dejando testimonio de todo cuanto acontece y, una breve biografía de aquellos hombres que estaban a su alrededor, de sus sueños, esperanzas, y pasados tenebrosos, de sus accidentes laborales, e incluso de sus muertes, que con el tiempo, quedaron en el olvido, de sus miserias, de su dolor oculto en el fondo del alma, que en ocasiones les llevaba a gastar toda la soldada en borracheras y en una prostituta inglesa que allí se había afincado para su propio lucro.
Amalia nunca da señales de vida, no responde jamás a sus cartas.
La definición de "túneles" es más metafórica que real, aunque pueda parecer esto último, porque fueron muchos los que se necesitaron para instalar las vías del tren, por lo accidentado del terreno.
Sin embargo muchos de los capítulos nos dicen que esos túneles hacen referencia a los que todas las personas llevamos dentro, nuestra oscuridad, nuestra luz, el deseo de salir de nuestro interior., la liberación de nosotros mismos.