Nos narra la historia de dos personaje historicos allá por el siglo X en la época de Abderraman III y su hijo Alhaquen.
El joven Abuamir que llegó a convertirse en el encargado de la casa de la moneda y aministrador de los bienes de la yasida y del heredero del principe de los creyentes, sin ser eunuco como exigía la tradición, y cuyo camino se cruzó en diferentes etapas con el del obispo de Córdoba por aquel entonces el mozarabe Asbag.
Una época en que JUDIOS-MUSULMANES Y CRISTIANOS vivían en paz y respetaban las creencias de los demás, en la que Cordoba era la capital del mundo musulman siendo ésta la de su máximo esplendor, cuyos vestigios aun permanecen para regocijo de los cordobeses y de los árabes que nos visitan y recuerdan cuando todos eramos UNO SOLO
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