El panorama era más que desolador, aterrador, no escuché tales historias ni en boca de mis antepasados haciendo referencia a la posguerra española.
Espero que todos aquellos pequeños napolitanos saliesen de las calles y hoy 10 o 15 años mayores que yo gocen de una vida al menos como la mía.
Pequeños ladronzuelos que se dedicaban a ello como único medio de sobrevivir y chicas dedicadas a la prostitución, y no era ya pòr no tener familia, fue porque eran demasiados en casa, porque dormian hasta 16 personas acinadas en una sola habitación, por lo que se vieron obligad@s a abandonar su hábita familiar para vivir en las calles, durmiendo encima de las alcantarillas.El sacerdote Borrelli haciendose pasar por uno de ellos, logró tiempo después crear LA CASA DE LOS NIÑOS, donde muchos de ellos encontraron refugio alimentación y un poco de cultura.
Morris, "Mauro" para los napolitanos, recorrió aquellas calles en compañía de Peppino, vistiendo un poco zarapastroso a fin de recopilar la información que dió lugar a éste libro.
Página 202-203: Cuando terminé mi cuento lo besé rapidamente, le puse otro caramelo en la mano y lo empujé hasta el dormitorio. No podía soportar tenerlo tan cerca y sentirme tan vacío de esperanzas para ofrecerle. Era un niño como mi niño; no pertencía a ningun partido; no tenía patrón cultural; era un niño de la calle, con la carita apoyada contra las rejas de un jardín ajeno. Me pregunté si habría suficiente bondad dentro de la casa, para abrirle las puertas y permitirle jugar un poco entre los macizos de flores.
Aunque Italia recibía ayuda de Norte América, no llegaba nunca para los "hijos del sol" .
Morris dice así en su "EPÍLOGO":
Ahora he llegado al final de mi libro, que es el libro de los niños abandonados de Nápoles.
Lo he escrito con amor, con indignación y a menudo con terror.
Lo he escrito en el nombre de los niños que no tienen voz y en el de los muertos que también son mudos.
Bueno, malo o indiferente, es la estocada de un hombre contra la indiferencia, la injusticia y el mal que se hace a los niños. es el homenaje de un hombre al bien que ha encontrado y a los hombres que lo encarnan.
Si muere sin haber sido leído, que así sea. Pero que muera por falta de talento del escritor y no por falta de amor de la familia humana, ni por falta de fé en la paternidad de Dios o en la hermandad de los hombres.
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