El conde de Abraños según el narrador, no era tal, fue un título que adquirió con el tiempo, había nacido en el seno de una humilde familia, un sastre, pero de niño cambió su suerte al llevárselo con ella su tía, hermana de su padre, viuda de un señor acaudalado, sin hijos, ella le costeó los estudios, e hizo de él lo que fue de adulto.
El narrador dice ser su secretario, y comienza la narración escribiendo una carta a la viuda de Abraños, tras su fallecimiento, después continua narrando cuanto sabe de él, aunque no siempre en orden cronológico.
Según el narrador, Alipio, era hombre al cual le asqueaba la pobreza y la mendicidad. Y no tenía por costumbre ayudar al prójimo.
PAG: 50- TODO HOMBRE TIENE VICIOS O PASIONES O GUSTOS PERVERSOS, PERO SU DEBER ES ESCONDERLOS.
Alipio haciendo honor a ello, dejó embarazada a la criada de la pensión donde se hospedaba, tras violarla siendo aun virgen, se olvidó de ella, y del hijo, y llegó a sentir asco por esa joven a la cual consideró miserable, alegrándose de que la despidiesen, a sabiendas de que para ella no había otra alternativa que dedicarse a la prostitución.
Su boda que le hizo ascender en su condición social y política, fue tramada con mucha astucia.
Gran parte del libro trata de la política portuguesa de hace dos siglos.
En las últimas páginas hace mención a una guerra, pero no determina cual es.
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