Un relato fantastico, que en un principio nos hace creer que es todo fantasia, para mostrar muy pronto la triste realidad de nuestro pasado historico y la Santa Inquisición, que ajustició sin piedad a tantos inocentes en pro de engrandecer su propio patrimonio, adueñandose del de los condenados (¿Y quien juzga la Iglesia y sus actos?). Tal vez como decía el inquisidor Salazar ... TRANQUILO, EL TIEMPO SIEMPRE ACABA POR ORDENARLO TODO... y como dicen en la obra "que Dios les perdone".
El Santo Oficio (lo de "santo", habría que cuestionarselo a estas alturas de la vida, y llamar a las cosas por su nombre); encargado no solo de erradicar a los erejes, también a l@s bruj@s, y tras el auto de fe de las brujas en Logroño, a principios del siglo XVII , coloca al frente de la investigación (cuya documentación fue encontrada en un sotano unos 200 años después) , y para otorgar el perdón a los confesos arrepentidos, al inquisidor Salazar junto a dos frailes novicios, Domingo, y el joven Iñigo.
Salazar, (enamorado de la reina Margarita de Austria, y cuyo amor fue platonico hasta su tumba) con muchas dudas sobre la fe, iba en busca de la verdad, quería encontrarse con el diablo, verle cara a cara, porque si en verdad existía, significaba que Dios también; pero descubrió que el mal solo vive en el corazón de los hombres, y para su asombro, comprueba tras la confesión del inquisidor general, su gran amigo y confidente, bajo el compromiso de guardarla para siempre, que éste era el instigador de todo, que propagó el terror a las brujas y sus hechizos, para luego apresarlos y quemarlos, en un tiempo en que estado e Iglesia se daban la mano, caminaban juntos en el poder, que no fueron más que los intereses economicos para subir los impuestos, los que les llevaron a hacer creer que existian las brujas, para arremeter contra ellas y convencer al pueblo de que los habían liberado, por lo cual debían de estar muy agradecidos.
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