miércoles, 3 de noviembre de 2021

Madre e hija de Jenn Díaz

 La novela nos muestra lo que es la convivencia en un hogar de mujeres, "madre, dos hijas y la tía Dolores, hermana del marido de la primera y padre de las dos hijas", se enfrentan a una vida en soledad tras la muerte de Ángel, el único hombre en la familia, en cuyo entorno giraba todo. Ángela ya no formaba parte del hogar familiar cuando falleció el padre.
Cada una de ellas con sus propias luchas interiores, que raramente manifestaban, pero que sí las hacía enfrentarse las unas con las otras. 
Dolores siempre formó parte de la familia desde el comienzo del matrimonio, era como un anexo de éste, solterona y madura, cuando fallece su hermano, único hombre que la había besado en los labios cuando ella estaba enferma y por propia petición. Da la sensación de que sin ella saberlo estaba enamorada de él, de Ángel, de ahí que al mitificarlo no encontraba satisfactoria la relación con Enrique, o con cualquier otro hombre que hubiese aparecido en su vida.
Natalia por su parte ocultaba la verdad sobre Mateo, al que tanto amaba, pero Gloria nos manifiesta casi al final de la novela que no era ignorante de ello, al igual que de la vida que llevaba Dolores. Ángela siempre más apartada, más liberal, madre de dos hijos cada uno de distinto progenitor, divorciada y vuelta a casar.
Pag: 189 .- Y encontró rápido la tumba de papá, un hombre como Dios manda, lo decía todo el mundo, tan distinto a Mateo, pero no le importaba, a Natalia, porque los había querido a los dos en su imperfección; dos hombres, dos amores. Y que cosas tenía la vida, tanta mujer a su alrededor, tanto esfuerzo por ser una mujer moderna, de las de ahora, y acabar con la mediocridad femenina, y allí estaba, en el cementerio, dándole toda la importancia al hombre, al HOMBRE, no a uno ni a dos, sino a todos.
Mi interrogante para ésta novela es que no llego a comprender quien es el narrador o narradora.