La prosa de Juan Marsé es muy exquisita, pero da la sensación se se embarca en ella para llenar las páginas de la novela, porque en el fondo no aporta nada a l@s lector@s, no hay frases relevantes.
Todo vacío, insustancial.
El protagonista, Pijoaparte, un migrante en Cataluña, en la década de los cincuenta, de etnia gitana, hace honor a lo que se esperaba de su raza, robaba, esa era su actividad principal, se introduce en una fiesta y conoce a Maruja, a quien en principio cree una señorita de la alta sociedad, para descubrir después que era la criada de Teresa, de quien cree enamorarse, pero sobre todo la ve como un trampolín para llegar a las altas esferas.
Lo que relata el autor de aquellas tardes con Teresa, no son más que puras banalidades, intranscendentes.
