martes, 4 de junio de 2024

Memorias habladas, memorias armadas por Paloma Ulacia Altolaguirre

 Paloma, nieta de Concha, la protagonista, nos narra las memorias de su abuela, cuyo recuerdos, son el relato de una vida plena desde su niñez.
 Concha viajó muchas veces por distintos lugares del mundo, algo que deseó la primera vez que fue a la escuela, cuando vio los mapas colgados de la pared, supo, entendió, que había otros mundos más allá del que ella conocía, deseaba explorarlos.
 Casi al comienzo de la lectura creí ver en ella que era más masculina que femenina, aunque en ningún instante manifiesta sus tendencias sexuales, Concha se casa con Manuel Altolaguirre, otro poeta y editor, del cual nacieron dos hijos, el primero falleció en el parto, a falta de una cesárea, que si le hicieron en su segundo alumbramiento, convirtiéndose la niña en su única descendencia, que le dio cuatro nietos, dos niños y dos niñas, Paloma fue la tercera de ell@s.
 Fue novia de Luis Buñuel durante siete años, y se codeó con los GRANDES, que con el tiempo fueron los llamados la generación del veintisiete.
Aventurera desde la cuna, y no rebelde, era una hija de Familia bien, su padre, empresario de la construcción, su madre, descendiente de la nobleza, poeta, desde muy joven, también escribió alguna obra de teatro, a pesar de ser de familia acomodada, también padeció vicisitudes.
 Su exilio no se debió a motivos políticos, solo a un fuerte deseo de supervivencia, antes los fuertes  bombardeos que asediaban Madrid, al igual que otras muchas familias, solo huían para salvar sus vidas y las de los suyos, algun@s quedaron por el camino, otr@, lograron su objetivo.
 Su vida ya estable aconteció en Méjico. Desde donde su nieta realiza esta novela.
 La autora, comprende al escuchar a su abuela, que algunos recuerdos son dolorosos para ella, pero que había de  seguir ese camino para llegar a contar su vida, durante la cual vivió el paso de la primera y segunda guerra mundial, y también la guerra civil española, que la alejó para siempre de España, la alejó de los suyos, aunque regresara en varias ocasiones para ver a su familia.
 Paloma, comprendió que ella a pesar del sufrimiento, había vivido como quiso vivir.