Desde las vivencias de Sancha de Aragón, se nos muestra la vida de los Borgia, donde ella fue cautiva al casarse con el hijo menor, Jofre, de Rodrigo Borgia, el Papa Alejandro.
Aunque podría decirse que todos cuantos rodearon al Papa Alejandro, eran sus cautivos, sus marionetas tal vez.
Una verguenza para la Iglesia, el tener en la sede papal como representante de Cristo, a un hombre que era un asesino, adultero, incestuoso, dejando preñada a su propia hija que tuvo con una mujer casada al igual que sus otros hijos, rodeado de amantes, de lujo y suntuosidad, al que solo le importaba el poder y la opulencia, muy lejos de las enseñanzas de Cristo, quien no dudaba en asesinar para aumentar sus dominios.
Lamentablemente una verguenza para toda la humnidad, pues seres así nunca deben existir
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