miércoles, 18 de marzo de 2015

FELIX DE LUSITANIA de Jesús Sámchez Adalid

El el sigo III de nuestra era el imperio romano dominaba gran parte del mundo actual, las guerras por las tierras se sucedian, los pueblos barbaros asediaban las fronteras, y los hombres se preparaban principalmente para las guerras, los emperadores se sucedian con más frecuencia que la requerida, y la creencias  de que los emperadores eran la representacion de dios en la tierra, por lo que se les veneraba.
Fue por esa época que se convirtió en emperador Filipo el árabe que como era lógico erigió a su hijo como augusto y mayoritariamente los grandes cargos fueron otorgados a los arabes.
Y en este enclave situamos a Félix natural de Emerita Augusta, en la actualidad Merida, que aunque pertenecia como gran parte del mundo al imperio romano, formaba parte de Lusitania, en la peninsula Iberica.
Felix no solo libraba grandes batallas con el enemigo en las cuales solía salir vencedor, pero su gran batalla estaba en su interior, su lucha por las creencias espirituales, por la fe, por encontrarse a sí mismo y a Dios, por encontrar su lugar en la sociedad, en su ya avanzada edad para aquella época, encontro todo lo que buscaba, regresó a su patria junto a su familia que había formado en Cartago (Tunez) que tambien pertenecía a Roma.
Por aquel tiempo, en esos lugares que ahora llamamos Santos, donde supuestamente se encuentra la tumba de Jesús, se eregía un templo romano donde se adoraba a Jupiter y a Venus, y se ofrecian sacrificios de animales a los dioses.
En la página 540 Felix en su narración nos dice así: "Porque vivir es así: apenas un problema se resuelve, surge otro con él relacionado. Y es en medio de esas dificultades cuando uno descubre quien es, a donde va, quien le llama... Y son esas tribulaciones las que, iluminadas misteriosamente, terminan despertando la confianza incondicional, sin limites. Una confianza que no se debe al hecho de que veamos más o menos, aquí o allá, como salir airosos de los peligros; sino una confianza que se mantiene igual incluso frente a la muerte, o sea, frente a todo lo que puede llegar a faltarnos. es una confianza total.

No hay comentarios: