miércoles, 31 de mayo de 2017

TIEMPO DE SILENCIO de Luis Martín-Santos

Increíble el léxico tan rico del autor nacido en 1924, sorprendente su nivel de cultura, y el potencial de su mente de un elevado nivel, habría llegado muy lejos con sus conocimientos y su inteligencia pero la muerte le arrebató todo eso y  sus sueños a los 40 años de edad.
La lectura nos da a entender que gran parte de la novela es autobiográfica, como la de sus vivencias en la cárcel, y puesto que trabajó durante un tiempo en el Centro Nacional de Investigación Científica, es muy probable que lo acontecido le sucediera a él, o a algún compañero con el que se relacionaba.
Nos muestra el Madrid de finales de los 40 del siglo pasado, ese pueblo como así lo denomina y no ciudad, en el que conviven la gente de bien, y las chabolas de la periferia que daba refugio a aquellas personas que huían del campo principalmente manchego, en busca de una vida mejor, gentes que carecían de un mínimo de cultura, gentes que aceptaban su destino y que se sentían bien muy a pesar de sus calamidades, felices de seguir vivos, dichosos con su suerte, de comer algo aunque fuesen cascaras de boniato, o algún gato callejero o una rata sarnosa.
Al igual que las dificultades a las que se enfrentaban los investigadores para avanzar en la ciencia. Los primeros experimento en animales de prótesis de fémur, y la dura lucha del protagonista por descubrir si el cáncer era o no hereditario, o si lo producía un virus incrustado en los genes, pero para Don Pedro, todo ese deseo de investigación quedó en agua de borrajas, tras la muerte de Florita, que preñada de su padre le llevan a un "mago", para que introduciendo una aguja en su útero le produzca el aborto, la hemorragia es tal que recurren a Don Pedro para que la ataje, por lo que es encarcelado.
Luis Martín-Santos publicó la obra dos años antes de su muerte, tal vez porque creyó que el TIEMPO DE SILENCIO, ya había terminado.

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