miércoles, 14 de abril de 2010

AMY TAM (La hija del curandero)

He dado por finalizada su lectura, muy a mi pesar, porque he llegado al final del epílogo.
Estraordinaria la belleza del relato, he anotado tantas frases para comentar, que en verdad quisiese hacerlo no solo con mis compañeras de lecturas, si no con todos-as los que hayan gozado de su lectura.Como poco a poco Ruth se va internando en su pasado hasta entender a la perfeción a su madre, sus orígenes, su pasado, hasta su verdadero nombre que en ocasiones le molestaba ser escuchado en boca de su madre, por parecerle que ésta se equivocaba por que no lo pronunciaba bien, hasta que sabe que ese era el suyo de verdad, de China, con un significado precioso.
Me gustaría anotar aquí muchisimas de las frases tan relevantes y profundas que encontré sobre la Verdad, que en realidad es relativa, pero anotaré unos párrafos del epílogo que no puedo dejar pasar, y que dice así:

¿QUE ES EL PASADO SI NO AQUELLO QUE ELEGIMOS RECORDAR? ELIGEN NO OCULTARLO, ACEPTAR LO QUE ESTÁ ROTO, SENTIR EL DOLOR Y CONFIAR EN QUE PASARÁ. SABEN QUE LA FELICIDAD NO ESTÁ EN UNA CUEVA NI EN UN PAIS, SINO EN EL AMOR Y LA LIBERTAD PARA DAR Y RECIBIR LO QUE SIEMPRE HA ESTADO ALLÍ.

Creo que eso es muy profundo, muy digno de tener en cuenta, de ser meditado, todos tenemos pasado, más o menos doloroso.

Cuando cerca de vosotros tengais a alguien con demencia senil, o similar, pensad siempre que no todo aquello que dice es disparatado, que hay mucha verdad en ello, que es en realidad, la verdad de su pasado oculta a través del tiempo, los secretos que su alma siempre ocultó, indagar en ellos, y conocereis la verdadera personalidad de esa persona, que se os muestra ante vosotros.

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