miércoles, 19 de julio de 2017

LLAMADME ALEJANDRA de Espido Freire

En el Centro de Documentación de la Organización Socialista de la región de Sverdlovsk figura el informe del asesinato de los últimos zares de Rusia, sus cuatro hijas, Alexis su hijo enfermo, y algunas de las personas que estaban a su servicio, entre ellas el médico. Yo lo calificaría más que de una crueldad infinita, de una FRIALDAD insuperable por ningún otro ser humano, el hierro, el acero, o cualquier otro metal es más blando que el corazón de quien ejecutó todo aquello, el más grande y duro de los iceberg también resulta más cálido, no he mirado que fue de esa persona, si es que puede calificarsele así, seguro que la zarina con su gran corazón cuando sintió su muerte ya le perdonó.
Espido se ha adentrado en la vida personal y sentimental de los zares, más que en la vida política.
Sobre la 1ª guerra mundial nada sabía, y menos aun sobre esa guerra civil de Rusia, que como todas hace luchar herman@ contra herman@ y que suelen ser de una crueldad que rebasa los límites de lo soportable.
Alejandra, la última zarina era una mujer fuerte dentro de los muchos males que la acometieron desde su infancia, ignoraba al igual que otras muchas cosas que he aprendido, que era nieta de la reina Victoria de Inglaterra, ésta extendió por toda Europa a su prole con los cuarenta nietos que tuvo, además Alejanda era una gran creyente, siempre se sentía acompañada y protegida por Dios, así que la iglesia ortodoxa en el exilio los declaró a todos ellos mártires, y es que lo fueron, manipulados por amigos, familiares, y súbditos, que vida más triste llevó, que falta de libertad, lo tenían todo, y no tenían nada.
La figura de Rasputín fue de gran relevancia en su vida, ella lo calificaba de hombre santo, aunque la historia no lo califica así.

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