Andaluz de nacimiento Miguel Luque nos muestra como él y su compañera Mari Lola se convirtieron en guardianes de lo humano al depararles el destino por incidencia de genes regresivos que ambos poseían el cuidado de sus tres hijos con síndrome de Wollfram. A sabiendas de que la vida de esos hijos no sería larga lucharon para que se intregraran en una sociedad que rechaza lo diferente.
En principio toda la responsabilidad cae sobre la madre, Miguel al terminar su consulta de médico rural y visitas a domicilio se marchaba al bar con los amigos y hasta bebía en exceso, con el tiempo entendió lo sola y agobiada que Mari Lola se sentiría sin su ayuda, ya en su edad avanzada y solos intenta compensarla por todo aquello, a mi juicio creo que hay cosas que no se pueden compensar pasado el tiempo. Miguel se implicó de lleno cuando ya los chicos eran algo más mayores.
Hay consejos para mirar la vida y afrontarla que son de mucha utilidad para todas las personas, no solo para los padres con hijos especiales para los que todo amor y cuidado es poco.
Pg: 17- "Hasta ahora ignoraba a mi compañera, si no compartíamos la misma creencia. Pero mi corazón se ha vuelto capaz de acoger todas las formas: es pradera para las gacelas, monasterio para los monjes, templo para los ídolos, y Kaaba del peregrino, tabla de la Toráb y libro de El Corán. La religión que profeso es la del AMOR y sea cual sea el rumbo que tome su montura, el amor es mi religión y mi fé".
En las páginas del libro nos adentramos no solo en los pensamientos del autor, lo hacemos también en su alma, en sus debilidades.
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